Este es el documento gráfico más antiguo que se conserva de la Virtudes Cardinales y Sibila de Cumas de Puente-Genil.
Imágenes de una corporación (III parte)
Pasa el tiempo, ya el verano se ve lejano, la campaña de carne membrillo terminó, la del olivar acaba de cerrar y la cuaresma comenzó con fuerza hace unos días. Pasa el tiempo y volvemos a tener por delante un nuevo año para vivir nuestra fiesta mayor, disfrutar de nuestra cultura y nuestro patrimonio, porque Puente-Genil es un pueblo que le gusta vivir su historia y transmitirla de generación en generación, así lleva haciéndolo desde sus primitivos orígenes.
Por esta razón, la presente Corporación que imprime Amalthea, celebra este año el 350 aniversario de su figura mayor, la Sibila de Cumas. Como lo demuestran las actas de la Cofradía de Jesús Nazareno del año 1663, donde nos cuenta del puño y letra de D. Juan Guerrero Balduera, que en dicha fecha la cofradía pagó 48 reales, para comprar doce rostrillos y el mismo número de cabelleras, y así vestir y desfilar ese año las 12 Sibilas, unas sacerdotisas y otras adivinas, todas desfilaron el Viernes Santo durante años, hasta que dejaron de hacerlo. Nadie sabe cuánto tiempo estuvieron transitando nuestras calles, ni cuando, ni porque desaparecieron, lo que sí sabemos es que solo quedó una, todas las demás se desvanecieron y únicamente perduró, la Sibila de Cumas.
Toda una mujer de femenina figura, alta, bella y esbelta, con mirada latina y cabellos rubios. Es dueña de las tres virtudes de una dama: La belleza, el hechizo y la alegría, dejando marcados a todos los corazones que la conocían; siempre elegante con su larga túnica negra, ceñida a su deseado cuerpo, por un elegante cinturón. Viajó por el mundo recitando y cantando sus profecías, apoyada en un largo báculo en su mano izquierda, que le ayudaba en su dilatado caminar. Mientras en su mano derecha portaba un tubo de plata en el que guardaba numerosas víboras venenosas, con las que pertrechada defendía su virginidad de aquellos que intentaron poseerla, lanzándolas al rostro de los infames que pretendieron profanar su cuerpo.
Son muchos los cuarteles que han querido tenerla, quizás por su carisma, por su belleza o por su misterio, siempre han estado dispuestos a poseerla. Sin embargo en épocas pasadas de crisis económicas, los virtuosos hermanos han sido fieles a su Profetisa, custodiándola a lo largo de los siglos, tanto en lo bueno como en lo malo. Hubo momentos en la historia en los que la tentación del dinero llamó a su puerta, con un mensaje que decía algo así: “Con el dinero de la venta compramos un grupo”, sin embargo los hermanos han sido prudentes y han tenido la fortaleza a lo largo del tiempo, de mostrar fidelidad a esta esbelta y misteriosa mujer.
En todas las corporaciones de Puente-Genil, siempre hay hermanos que suelen tener un figura favorita y deseada para vestirla y desfilar con ella, pero en ocasiones también existe una figura predilecta para la corporación, aunque de todas estén orgullosos, siempre hay una que destaca en el grupo, por su significado, por su valía, etc., por ejemplo en los Profetas es Moisés, en los Fundadores de Israel es el Faraón y en las Virtudes Cardinales la Sibila de Cumas, siempre hay hermanos deseosos de poder vestirla, sin embargo no todos pueden hacerlo.
Para engrandecer su figura cuando desfila en procesión, unos antiguos estatutos establecieron que la persona que encarne su imagen, debe tener al menos un año de antigüedad en la corporación y medir como mínimo 1,72 m. de estatura, preferiblemente los más altos. De esta forma la horquilla de los hermanos que la visten, queda reducida a un pequeño grupo, repitiéndose la posibilidad de vestirla a lo largo de los años, desde entonces los hermanos con tal privilegio, se les conocen por el sobrenombre de “Hermanos Sibileros”, siendo algunos de ellos verdaderos forofos por vestirla, hacían lo imposible por conseguirla, anécdotas hay un montón:
Hace ahora cincuenta años y después de la riada, se perdieron muchos enseres de la corporación, entonces todos colaboraron como pudieron y el hermano Vicente Valverde, maquinista de profesión, ofreció una túnica nueva de terciopelo negro para nuestra Sibila y cuando llegó el Jueves Santo, que es el día que se sortean las figuras en esta corporación, impaciente esperó el resultado de los hermanos que se vestirían en la Semana Santa del 63, pero fue otra figura la que le tocó y como no pudo cambiarla, el Viernes Santo se marchó y nunca más volvió.
Otra anécdota más simpática tuvo lugar otro Jueves Santo, tras dicho sorteo le tocó vestir la Sibila al hermano Julian Serrano, y cuando apareció su nombre tras el sorteo, el grito:
- Este año me visto yo!
Sin embargo el no llegaba a la estatura establecida, por lo que le invitaron a cambiar la figura por la que él quisiera, pero Julian seguía insistiendo por lo que algún hermano sugirió la idea de forrarlo de cartones para ganar envergadura y unos zapatos altos para ganar en altura. Dicho y hecho, en un rato una estructura de cartón forraba su cuerpo y encima le colocaron la túnica y el rostrillo, para que desfilara por el cuartel de Santa Catalina, después de los primeros pasos comenzó a soltar cartones por el brazo, la pierna, etc. las risas envolvieron el cuartel y finalmente el hermano Julian haciendo gala de su mejor virtud, se vistió de Prudencia.
Ahora nos centraremos en la primera fotografía que se muestra este año, es el documento gráfico más antiguo que existe en la corporación, fechado en abril de 1928, nos muestra las Virtudes Cardinales en el patio de un desconocido cuartel, intentando localizar dicho local, me he encontrado en el diario El Aviso del cuatro de abril de 1917 el siguiente testimonio, indica que el Miércoles Santo de dicho año, las Virtudes Cardinales exponen las figuras al público, para quien quiera ir a visitarlas en su cuartel, ubicado en la calle Cosano, nº 9, dicha vivienda tenía un patio cuadrado, pero se ha echado abajo recientemente, por lo que no podemos comprobar que fuese el mismo. Ya que en esas fechas los cuarteles eran itinerantes, cambiando de un año para otro, también pudo ser en el Molido de los Reinas que estuvo en la calle San Sebastián, nº 8, donde residía como guarda Manuel Martín, antiguo hermano de las Virtudes. También podría haber sido en la fábrica del Progreso que estuvo en la C/Cruz de San Juan, nº 1.
Otro dato curioso lo encontramos en el centro de la imagen, aparece la Sibila de Cumas, sobresaliendo por su altura de todas las demás figuras, la viste el hermano apodado “El Cachorro”, que fue un “Sibilero” y que la estuvo vistiendo hasta el año 1936, en el que falleció por causas de la guerra civil, a su derecha Prudencia y Justicia, a su izquierda Fortaleza y Templanza y en los extremos aparecen los Judíos de Azote, también denominados las figuras de Zoilo Cabello, ya que eran de su propiedad. Tengo que decir que este año 1928 estrenaban las Virtudes los rostrillos y las túnicas de los Jetones, saliendo de forma nueva y diferente a los años anteriores.
Las Virtudes Cardinales en el compas de los Frailes.
La siguiente imagen se tomó el Viernes Santo de 1956, y está tomada en el compas de los frailes, delante de la casa Reina Noguez (hijo del poeta Manuel Reina), es de verdadero estilo andaluz y se construyó a principios del siglo XX, pero su fachada se reconstruye entre los años 1926-1928 por el arquitecto sevillano Aníbal González, autor de la internacional Plaza de España de Sevilla. Pero volviendo al tema que nos ocupa, las Virtudes posan de nuevo manteniéndose firmes a sus estatutos. Sibila de Cumas reaparece siendo la figura más alta y esbelta, en esta ocasión la viste Francisco Pino Muriel, Sibilero hasta la médula, vivía en Valencia y volvía anualmente en Semana Santa, para reencontrarse de nuevo con su adivina. A su derecha y agarrada al báculo una niña llamada Angelita Castilla Morales y que actualmente vive en Málaga, continuamos con Rafalito Montilla, ferroviario de profesión y vestido de Prudencia, le sigue Francisco Castillo Benítez que fue funcionario del ayuntamiento, y vestía su figura favorita Justicia, en el extremo acompaña Domingo Castilla Montilla, padre de Angelita y también hermano de las Virtudes. A la izquierda de nuestra Sibila se encuentra Francisco Bascón Cosano, vestido de Templanza y apodado “Machaco”, y que porta como martirio la jarra de Jesús del Lavatorio. Por último el hermano Antonio Berral Arroyo que fue carpintero de profesión y un artista vistiendo a los hermanos de figura, representa la virtud Fortaleza.
Todos ellos dispuestos a realizar el último recorrido del Viernes Santo por la mañana, para continuar desfilando por la calle Don Gonzalo, prolongando el recorrido por la Plaza Nacional y alargándolo aún más, cruzando el puente, hasta plantarse uniformados en el mismísimo barrio de Miragenil, como tenían por costumbre, para descansar en casa del hermano Lorenzo Estepa Aguilar, donde anualmente les ofrecía un refrigerio antes de volver al cuartel.
Pasa el tiempo y solo ha quedado una Sibila de las doce que comenzaron a desfilar, es curioso que haya sido la de Cumas, que como su historia indica, vivió durante nueve vidas humanas de ciento diez años cada una, lo que suman casi diez siglos de vitalidad, pues bien ahora en las virtudes, cumple tres siglos y medio, por lo que se augura y se le desea, una larga y prospera vida.