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Hermanos
Honorarios Vitalicios



Músicos del Imperio Romano de 1978
Músicos del Imperio Romano en el año 1978, de Puente-Genil.

Imágenes de una corporación (V parte)

Actualmente son muchas las formas que existen de comunicarnos, las más usuales son internet, radio, televisión y el boca a boca, sin embargo todas ellas dependen de la imagen y/o la palabra.

La imagen es importante porque nos atrae, nos cautiva y nos hace prestar la atención. Nos ayuda a ver como es realmente un lugar, una persona, un momento determinado. Sin embargo la imagen tiene un complemento mágico que nos amplía la información y nos llena de contenido, me refiero a la palabra escrita. Con ella nos podemos transportar con minuciosos detalles a dicha situación, te hace imaginar, inspirar y emocionar.

Esta es la intención y el sentido que tiene Amalthea, comunicar y transmitir su tradición y su cultura, no en vano este año cumple su décimo aniversario, compartiendo con todos los lectores las historias, recuerdos, nostalgias y vivencias de una corporación que comenzó su andadura en el siglo XIX.


En una temprana cuaresma de 1978 y a raíz de la idea del hermano Manuel Montilla, deciden en las Virtudes Cardinales honrar en vida a los hermanos más mayores de la corporación, aunque la mayoría ya no estaban en activo por su avanzada edad, sin embargo sí se mantenían en el recuerdo y en la tradición heredada de la hermandad. De esta forma se reúnen en la tarde del cuatro de febrero para formalizan el nuevo proyecto, programando homenajear a los doce veteranos y declarándolos “Hermanos Honorarios Vitalicios”, para ello levantaron acta en los libros de la corporación y más tarde brindaron y subieron al calvario, porque era sábado de Carnaval, sí el primero de los Romanos.

Entre cuaresma y semana santa pasan los días, buscando el momento de reunir a los doce para celebrarlo como se merecen, con mesa y mantel, con banda y melodías, con tertulia y buenas palabras, se fotografiaron ese día.

Tuvo lugar el diez de junio, en la casa cuartel de la Calle Adriana Morales, la cual vimos en esta misma sección hace ya cuatro años, y en la que hoy vamos a profundizar.

El grupo era una pequeña casa de planta baja con ventana a la izquierda y puerta a la derecha, que daba paso al clásico portal y este a un largo salón comedor. Nada más entrar y a la izquierda estaba la puerta al vestidor y cuarto de figuras, en la que el Miércoles Santo exponían al público a través de la ventana. Volviendo al salón y al fondo de este, se ensanchaba hacia la izquierda, donde se encontraba la cocina con una puerta que daba paso al patio, donde había un cuarto de baño tan pequeño, tan pequeño, que al sentarte en el, se quedaban los pies fuera del aseo.

Sin duda las dos fotografías de hoy son un conjunto indivisible que cuenta esta historia, en la primera aparecen los músicos que fueron invitados para la ocasión y pertenecían al Imperio Romano. El primero de la derecha es Francisco Estrada Avilés, con el trombón en mano, zapatero de profesión y apodado el “Chango”, fue el responsable de que acudiera la banda a esta celebración, puesto que le unía una gran amistad con el hermano Castillo y acudía frecuentemente al cuartel con él, le sigue Tomás Ureña Ruiz con su bombardino y profesor de música por vocación. Se entregaba a sus alumnos con total dedicación y como viese alguno que despuntaba, hacía lo que fuera para ayudarle, incluso presto su bombardino a un alumno que no podía permitirse comprarse uno, y que hoy en día es un importante compositor. Continúa Leonardo Pérez con las baquetas en sus maños, y que ese año se estrenaba en los Romanos con su tambor.

En el centro aparece el veterano hermano de las Virtudes Cardinales Manolo Montilla (ferroviario de profesión), es un libro abierto de los intríngulis de nuestra fiesta mayor, fue durante años el responsable junto a José Segundo y Rafa Carmona Misas, de fraguar el libro anual de la Semana Santa de Puente-Genil, se vendía por mil pesetas y siempre le acompañaba un regalo, como fueron videos, llaveros, CD, etc.

Le sigue Antonio Ureña con su trompeta y que actualmente es profesor de conservatorio de este mismo instrumento, después tenemos a Eugenio Palomero Melgar con clarinete y en la actualidad es un gran músico y magnífico compositor (Su padre fue uno de los hermanos honorarios).

A su derecha Manuel Ureña Ruiz, hermano de Tomás y padre de Antonio Ureña y Manuel Ureña, que sostiene el saxofón y también es profesor de conservatorio.

Hermanos condecorados con el título de Honorarios y Vitalizcios
Hermanos condecorados con el título de Honorarios Vitalicios de las Virtudes Cardinales y Sibila de Cumas, nombrados en el año 1978

En la segunda fotografía empezamos por la izquierda con José Tabares Sánchez que era secretario del grupo, y se encargó de realizar los diplomas para los homenajeados, además lo vemos con un magnetófono grabando la situación (también fue músico y tocaba el saxofón). Detrás y de pie Domingo Castilla Montilla que fue panadero y tenía predilección por vestirse de Prudencia, él fue uno de los homenajeados (en adelante HHV, Hermano Honorario Vitalicio). Delante y sentado se encuentra HHV Manuel Montilla Aguilar, que fue ferroviario, desempeñando el cargo de oficial del depósito de máquinas, le encantaba vestirse de Fortaleza y fueron varios los años que compartieron hermandad él y sus dos hijos en la presente Corporación.

Detrás y a la izquierda se encuentra HHV Antonio Berral Arroyo, carpintero de profesión ejercía en la carpintería de José García Navas ubicada a la derecha de la plaza que hay delante de la iglesia de la Asunción, conocida popularmente por la del hospital. Le sigue y se ve de refilón HHV Rafael Montilla Pérez, también ferroviario, y a su lado el joven Francisco Castillo Cáceres, hermano actualmente de la camarilla de nuestra señora de la Amargura.

Continuamos con HHV Francisco Bascón Cosano, de oficio albañil y apodado “Machaco”, el cual protagonizaba una bonita anécdota todos los Jueves Santo con el Lavatorio y que ya expliqué en Amalthea-2012. A su lado HHV Francisco Castillo Benítez, trabajó en el Ayuntamiento en el departamento de tesorería y fue un alma de la Corporación, se encargaba de abrir a diario el grupo, porque en aquellas fechas los hermanos se reunían en el cuartel frecuentemente, nada de bares, había que cuidar la economía y allí juntos tenían su rato de tertulia acompañados con una copa de vino. Delante el HHV Lorenzo Estepa Aguilar, dedicó su vida a la fabricación de carne de membrillo y fue el fundador de la popular empresa “San Lorenzo”, que actualmente continúa comercializando sus productos a través de sus descendientes.

Posteriormente encontramos al HHV Francisco Pino Muriel, también carpintero y compañero del anterior HHV Antonio Berral, igualmente se desvivía por el cuartel, siempre dispuesto a colaborar. Al frente HHV Francisco Guerra Aguilar, que fue encargado de la Finca Santa Helena y tenía inclinación por vestir a la Sibila de Cumas, cosa que le venía como anillo al dedo por su altura. En la esquina y de perfil se encuentra HHV José Palomero Martínez, nieto de Antonio Palomero (apodado el Bizco Palomero), y que fue el artífice de la conocida copla carnavalesca:

Un pueblo muy especial
este de Puente-Genil,
que en llegando la Cuaresma
santo se suele sentir.

Entre quinarios, sermones y letanías
pasamos en la gloria cuarenta días,
llegando el Viernes Santo
no hay que dudar,
hasta los socialistas van a alumbra.

Si a las procesiones
llevas un forastero,
lo visten de Herodes
o de espinaquero.

Si Maura viviera
lleno de fervor,
vestido de picorucho
también tocaría el tambor.

Nos queda el señor que está sentado frente a la mesa, se llama Francisco Delgado Lacal, hermano de las Virtudes, fue maquinista y jefe de maquinistas de profesión, tuvo que ir a Mozambique para unos cursos y residía en Granada, nos dejó en el verano del 2009 y ahora su hijo Paco sigue sus pasos, aunque también reside en Granada, acude fielmente y con frecuencia al cuartel, sin perderse una sola Semana Santa, donde participa activamente y me consta que por su naturaleza es un buen orador.

Por último indicar que faltan dos HHV y que son Manuel Martín Martín, encargado del Molino de los Reinas, ubicado en la calle San Sebastián, nº 8 y José Illanes Gil, que era ferroviario y se encargaba de escribir las semblanzas de la Corporación. Los cuales no aparecen en la fotografía porque no pudieron asistir, aunque si recibieron sus diplomas en sus viviendas y quedaron muy agradecidos.

Debemos de tomar nota de este admirable acto de gratitud hacia nuestros mayores, que tuvo lugar hace 37 años, y sería estupendo que se volviera a repetir en la actualidad, donde ahora tocaría homenajear a los organizadores de esta bonita historia.