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50 Años sin riadas en
Puente-Genil



Calle Arcos. Dos niños observan atentos como el agua avanza hacia la calle Don Gonzalo.
Calle Arcos. Dos niños observan atentos como el agua avanza hacia la calle Don Gonzalo.

50 Años sin riadas en Puente-Genil

Caudaloso, bravo y sereno, alegre y temeroso, así se le conoce al mayor afluente del Guadalquivir, el río Genil tiene muchos adjetivos por los que se le puede calificar, siendo el avatar de sus aguas algo natural en el tiempo. Por lo que son innumerables las avenidas que a lo largo de la historia ha venido realizando alternativamente, sin embargo hoy hace cincuenta años que tuvo lugar la última riada en nuestro pueblo, con el que lleva cosido su nombre.

Desde la fundación de Puente-Genil fueron muchas las riadas que nos visitaron, no obstante la de año 1963 fue la más enorme que se recuerda y como una líquida masa ciclópea, penetró a la luz del día en las casas, calles y plazas de nuestro pueblo, en cuestión de minutos, se apoderó de enseres y confluyeron ríos de agua, a través del casco histórico de nuestra ciudad, llegándose a modificar el paisaje de nuestro entorno natural. Incluso se llevó una antigua leyenda urbana que decía: Si el agua superaba el nivel del puente de Miragenil, este se derrumbaría y se lo llevaría la corriente, sin embargo no fue así y resistió valientemente todo el temporal.

También fue sábado, igual que hoy y aproximadamente sobre las doce de la mañana, cuando la cuenca del río Genil se desbordó enérgicamente, y seguía subiendo, llegando alcanzar su cauce hasta 1.200 m3 al segundo, que son seis veces más de lo que suele soportar en invierno, es decir unos 200 m3 normalmente. Se calculó que pasaron casi 3 millones de m3 de agua, en los tres días que perduró la riada.


El nivel del agua permaneció constante casi tres días completos, ya que hasta el domingo continuó lloviendo sin parar, el suministro eléctrico se suspendió en toda la zona afectada, y el barrio de Miragenil quedó prácticamente aislado, ya que no se podía cruzar el puente, incluso el abastecimiento de pan para dicha barriada, se realizó a través de la vecina localidad de Herrera.

El casco histórico quedo prácticamente inundado y evacuado, por ejemplo en la calle Lemoniez se alcanzó un nivel de agua de hasta cuatro metros de altura, además la corriente era tan fuerte que tampoco se podía acceder a ella. Solo se salvo la plaza Nacional a la que se podía acceder por la calle Antonio Baena y permitía acercarse al puente, desde donde se hicieron las históricas fotografías que marcan y recuerdan nuestra historia.

Se evacuaron unas dos mil personas y la mayoría se refugiaron en la guardería infantil La Divina Providencia, donde se instalaron gran número de colchones que fueron aportados por Caritas, para que los refugiados pudieran pasar las noches, otros se alojaron en fondas, en casas de amigos y de familiares. El ayuntamiento se encargo de ofrecer comida a todos los albergados y a quien lo solicitó.

No se lamentaron pérdidas humanas directas, pero si fueron muchas las familias que se vieron sorprendidas, cuando el agua comenzó a adentrarse en el interior de sus viviendas, algunas de ellas sin posibilidad de salir a la calle, se vieron obligadas a pasar la noche en vela dentro de sus casas, hasta al día siguiente que fueran evacuadas a través de una lancha. El domingo se llego a contabilizar diez adultos y cinco niños.

Los edificios públicos también sufrieron importantes daños, como fueron la Iglesia del Dulce Nombre, el Teatro Circo, el ambulatorio, bancos y hasta el matadero municipal que se encontraba al pie de la calzada. También la cárcel tuvo que ser evacuada, trasladando a los presos al hospital municipal.

Fueron muchos los medios de comunicación que se hicieron eco de la noticia, pero fue la emisora local, denominada por entonces Radio Popular en el número 88, la que ayudó a mantener informados a los ciudadanos, especialmente a los vecinos de Miragenil que se encontraban aislados, también realizaron campañas de ayuda para colaborar económicamente.

Gran parte de la industria se paralizó, los barriles de madera flotaban calle arriba, por ejemplo la fábrica de la Alianza, que por entonces se dedicaba a la fabricación de harina y pan, quedó totalmente anegada y se perdieron los 400.000 kilos de trigo que albergaba su almacén, igual que la fábrica de la Casualidad, dedicada al aceite y al orujo, también quedó destrozada y perdió los 400 bidones metálicos que se fueron con la corriente.

También se vieron afectadas nuestras aldeas, Cordobilla, Palomar, Puerto Alegre, Ribera Baja, El Tarajal, donde el agua arrasó numerosas viviendas, establos, huertas, etc., apareciendo animales de toda índole, que ahogados flotaban en el río: Cerdos, caballos, vacas, ovejas, etc.. Fueron los perros la especie que más supervivientes tuvo, en manada se agruparon en el porche del ayuntamiento donde aguardaron a que bajaran las aguas.

Incluso la circulación de trenes se vio afectada por el temporal, gracias a José Guerrero Montilla vecino del Palomar, que vio como los raíles del puente hierro se habían desplazado, ya que uno de los pilares de dicho puente había cedido a causa de la gran avenida de agua. De inmediato José cogió su bicicleta y se plantó en la estación de ferrocarril para informar del daño producido, evitando el descarrilamiento del correo Madrid-Málaga-Algeciras, que estaba a punto de salir y donde viajaban más de 200 personas. Más tarde Renfe recompensó a este hombre con un puesto de trabajo.

Por último indicar que se contabilizaron en el conjunto de Puente-Genil con sus aldeas, más de quinientas viviendas destruidas, entre las que se desplomaron y las que quedaron en estado ruinoso, seis años más tarde se inauguro el pantano de Iznajar, y desde entonces se regula el caudal del Genil, con lo que se han evitado las riadas durante estos cincuenta años.